Obra Poética


(Recogida de http://sapiens.ya.com)


Los valores de su poesía -menor, pero auténtica- emanan de la cantidad humana de su autor, <ángel> malagueño, como lo llamó Aleixandre.
De Altolaguirre dice José Luís Cano que <era la juventud misma, la alegre y dorada inconsciencia del vivir..., era tan distraído y seductor como Shelley>. Este <benjamín de la generación de 1927> tenía, como Lorca, el don de la contagiosa simpatía, de la gracia infantil.
Su obra es aérea, delicada, de aliento romántico. De pronto, el niño, el <ángel> que parecía estar en las nubes, nos sorprende con un chispazo de misteriosa intuición de lo humano abisal, que hace pensar en Blake.
Altolaguirre mismo ha confesado que su poesía <se siente hermana menor de la de Salinas>, reconociendo también el influjo de Juan Ramón Jiménez, Aleixandre, Cernuda y Prados.
"La poesía (...) es mi principal fuente de conocimiento. Me enseña el mundo, y en ella aprendo a conocerme a mí mismo (...) Ella nos hace unánimes, comunicativos.Estas palabras de Altolaguirre, tan coherentes con su personalidad, nos dan la clave de su obra poética, que es, ante todo, cálida, cordial, transparente. Junto a su gracia andaluza, canta el amor, o la soledad, o la muerte, con tonos que han sido calificados de románticos. Lo cierto es que no se hallarán, en su obra, huellas de deshumanización propias de las audacias vanguardistas. Según el propio Altolaguirre, su poesía "se siente hermana menor de la de Salinas", y reconoce, además, las influencias de Juan Ramón, de Aleixandre, de Cernuda y de Prados, a las que habría que añadir las de Lorca y Alberti.
Rasgo sobresaliente de su producción es la musicalidad, lo que se hace presente en todas las formas que cultivó, con predominio de los versos cortos y las estrofas leves de raíz tradicional.


Primera etapa


- Destaca, entre sus libros, Las islas invitadas (1926), incrementando con nuevos poemas en los años sucesivos: 1936-44-46. A diferencia de lo que hemos dicho sobre los libros de otros poetas de este grupo, que van creciendo sin perder unidad, Las islas invitadas es un libro heterogéneo en el que van apareciendo poemas publicados en otros libros o revistas. Por ello, este libro, en cuanto a contenidos y formas, representa el resumen y, en cierto modo, la cima de este neorromántico que fuere, en talante, en símbolos, en expresividad, el malagueño Altolaguirre.


Otros títulos de su primera época son:


- Ejemplo (1927)
- Poesía (1930-31)
- Soledades juntas (1931), etc.


Etapa de la guerra


Durante la guerra civil, escribe poemas de compromiso que aparecen en revistas como Hora de España El Mono Azul.


Etapa del exilio


En el exilio publicó, entre otros:


Nube temporal (1939), libro claramente señalado por la tragedia civil y personal.
Fin de un amor (1949), testimonio de una profunda crisis sentimental que le llevará a separarse de Concha Méndez y contraer nuevo matrimonio.
Poemas de América (1955)


Es autor también de una Biografía de Garcilaso de la Vega, de una Antología de la Poesía Romántica Española, de las piezas teatrales Entre dos públicos y El triundo de las Germanías (en colaboración con José Dergamín). Tradujo el Adonais de Shelley y -con O. Savich- El convidato de piedra de Pushkin.